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Daniela Catrileo

Piñen

  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    Tuvieron que aprender a germinar como quien muere lejos de su tierra.
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    Santiago para nuestras familias significó un pedazo de suelo donde crear algo parecido a un hogar. Intentaron construir una vida y tacharon otra. Encontraron un trabajo, trajeron a sus hijas e hijos, abandonaron la lengua y lo poco que tenían: animales, pequeños cultivos, sus rukas. Imaginaron que cerca del Huelen y el Mapocho podrían tener un segundo nacimiento donde se levantarían desde los escombros. Pero eso no sucedió, fueron desalojados. Desparramados a los suburbios de la waria
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    me doy cuenta del tiempo que ha pasado desde que ya no habitamos este espacio que tanto nos esmeramos en odiar.
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    Todo puede parecer de clase media, menos los rostros morenos que cuelgan de estas paredes
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    Yo nunca tuve suerte porque mi mamá y mi papá trabajaban con contrato. Eso significaba que para la ficha social no éramos lo suficientemente pobres, aunque a ambos les pagaran el mínimo.
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    modulado como una diferencia
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    Ese día aprendimos que éramos mapuche para los ojos de los otros. Antes de ese día éramos solo niñas y niños. Desde ese momento, cuando digo Calfuqueo, me siento otra. Cada vez que pronuncio esa palabra-nombre, creo que conjuro algo y mi cuerpo no es mío. No sé, es raro. Supongo que así se siente ser señalada. Nadie hasta ese momento nos había dicho que éramos diferentes o quizás no lo habíamos advertido
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    Me di cuenta de que cada vez que me enojaba mi abuelita materna decía que se me paraba la pluma. «Igualita a tu papá, se les sale lo indio», repetía. Ya era tarde: no solo éramos niñas de los blocks, ahora también éramos mapuche.
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    La mitad de mis ahorros del viaje se fueron en pagarle a una loca que vendía las pastillas y además te hacía el tratamiento. No sabía en qué consistía el supuesto tratamiento. Se demoró un mes en contestarme. Me junté con ella en el metro Cumming. Me llevó a un motel que olía horrible. Era una mujer rubia, grande, muy maquillada. Debe haber tenido unos diez años más que yo. Me contó que estudiaba Periodismo, pero no le creí. Me dio unas pastillas con agua y me dijo: «Tienes que acostarte». Se puso guantes quirúrgicos y me revisó. Luego me dijo que en unas horas estaría lista. Y se fue
  • Claudia Ferrerhas quoted2 days ago
    Ese año nos hicimos adolescentes y ya nadie nos podía seguir escondiendo quienes éramos.
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