¿Qué pasará si a quienes nos sobreviven y tienen que hacerse cargo de nuestros bienes materiales no les interesan los libros? ¿No es legarles un dolor de cabeza? Un poco sí, seguro, porque tampoco es que una biblioteca sea una pequeña fortuna. Lo es para su dueño, para su dueña, de una manera más que nada simbólica, pero ¿para los demás?