Desde entonces, aunque he intentado negarme, también hemos acabado acogiendo a: Neville, un border collie rescatado amante de las tertulias matinales de la tele; Mary-Kate y Ashley, dos gatas negras que, a pesar de haber pasado tres años desde que las adoptamos, todavía no soy capaz de distinguir; y nuestra última adopción, Esmeralda, una cerda que no se decide sobre si es una perra o una gata, pero que sin duda está convencida de que no es una cerda.