4 de enero
Hoy ha sucedido algo curioso. Últimamente tenía muy descuidado el estudio de mi marido y, esta tarde, cuando él había salido a dar un paseo, me dispuse a adecentarlo. Allí, en el suelo, delante de la estantería en la que yo había puesto un florero con narcisos, estaba la llave. Tal vez haya sido tan sólo un accidente, pero no puedo creer que se le haya caído por puro descuido. Eso habría sido muy impropio de él. Lleva un diario desde hace muchos años, y jamás había hecho nada parecido.