Cada vez éramos más los que preferíamos salir a respirar a la noche, poco antes de la hora del arreo. Éramos un racimo de personas desperdigadas en el parque, bajo la noche, guardando la distancia. Vistos desde el cielo, debíamos de ser un dibujo punteado, sinuoso, pero ininterrumpido. El esqueleto calcinado de un gusano prehistórico.
El colectivo buscando el afuera