Twisted Lies

Hubo una época en la que yo no creía en el amor.

Ahora, en cambio, me había dado cuenta de que el amor era la única pieza que le faltaba al puzle de mi vida.

Y, con ella, por fin estaba completo.

Echemos una partida de ajedrez. —Josh aún no se había dado por vencido y quería ganarme a mí o a Alex en el ajedrez aunque fuera una vez—. Me he descargado una de esas aplicaciones de doble jugador en el móvil. Anoche gané a la pelirroja dos veces.

—Y yo a ti tres —contestó Jules con cariño—. Qué gracioso que se te haya olvidado mencionarlo.

Estoy intentando mantenerme alejado de ti. No pensar en ti. No quererte.

Mi vida sería muchísimo más fácil si pudiera pasar página, pero sé que no puedo.

Aunque no me perdones nunca.

Aunque no vuelvas a hablarme nunca.

Aunque tú sí pases página.

Yo te seguiré queriendo.

Siempre serás mi primer, mi último y mi único amor.

Justo delante de donde estábamos nosotras, Alex aguardaba más tieso que el palo de una escoba. Siempre estaba pendiente de Ava, pero en aquel preciso momento la estaba mirando como si el mundo fuese una noche completamente oscura y ella, la única estrella.

El día que te conocí —me contó— tuve más suerte que en toda mi vida. Siempre has sido lo mejor de mi mundo, Mariposilla. Y siempre lo serás.

Suba al coche, Stella.

Nunca he deseado a nadie tanto como a ti y nunca me he odiado más por eso.

La adoración, como el amor, es algo ordinario. Mundano. Y tú, Stella… Tú eres extraordinaria.

Por ti, creo en todo.

Podemos besarnos, cogernos la mano y susurrarnos tantas cosas al oído como quieras.

Porque, si algún día llegamos a tener una cita así, significará que me has perdonado. Y, si volvemos a estar juntos, nunca más voy a darte ninguna razón para que me dejes.

Christian

Mis noches con Stella eran el único momento de paz que existía en mi vida.

No quiero quedar con otras mujeres y ni falta hace decir que no quiero, ni de puta coña, que quedes con otros tíos

Eres mía y solo mía. No hay mundo ni tiempo paralelo donde esto no sea así.