Un puñado de flechas

el tiempo es relativo, y de haberlo querido, lo hubiera encontrado. Es relativo hasta que deja de serlo y se vuelve duro como un diamante

No se necesitan más libros en este mundo, pero la sensación de estar absorbida por la escritura es una tarea de placer exquisito porque te exime de la realidad. A estar en estado de escritura, no al libro en sí, es a lo que aspiro cada mañana.

Una vez estuvo lloviendo un mes entero en Londres, pero para María la lluvia caía del cielo como una canción pegadiza y nada le podía importar menos que el clima en esos días en los que tenía todas las horas para sí misma

(«Degas sigue comprando y comprando y por la noche se pregunta cómo pagará lo que compró durante el día», cuenta su marchand Vollard.)

estaban demasiado interesados en la superficie de las cosas

la tierra guarda en su corazón un brasero que provoca movimientos, erupciones y desvíos y que la vida surgió de la materia,

. «Hay muy poca gente capaz de apreciar el arte sin desear poseerlo», decía el vendedor Peter Wilson

Con el patrocinio de Adam Verver, Charlotte puede brillar como un azulejo damasceno, ahora ella también es «un producto raro y especial»

Luego, por un precio un poco más elevado, se procura una esposa.

Coleccionar es llenar un agujero