Es el coraje de vivir en un cuerpo en expansión, con extremidades que se elevan hacia fuera, con dientes que empujan hacia arriba, con manos y mente que se vuelven más finas, con ojos que deciden color, con un cuerpo que se endereza de la tierra y se yergue, en peligroso equilibrio sobre dos piernas, y luego avanza, caminando, corriendo, perdiendo dientes, reponiéndolos, rodillas raspadas y sanándose, voz ganando profundidad y seguridad, caderas y pechos en aumento, piel oscureciéndose, estirándose, sangre que se escurre entre los muslos y la muerte siempre, siempre, a las espaldas.