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Luigi Pirandello

El viaje

Adriana Braggi no ha salido de su casa en Sicilia en los últimos trece años. Viuda desde los veintidós, vive en el luto y la reclusión. Una repentina enfermedad hará posible el viaje en el que descubrirá la vida y el amor.
Este relato forma parte de los Cuentos para un año, que, como señalaba Josep Pla, «son decisivos porque de ellos ha salido casi todo el teatro del autor, por no decir todo». Además, es un magnífico acceso a la prosa de Pirandello, pues en él están presentes muchos de los temas de toda su obra: la vida y la muerte, el papel de las mujeres en Sicilia y la belleza de los paisajes italianos.
26 printed pages
Copyright owner
Bookwire
Original publication
2015
Publication year
2015
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Impressions

  • R Güemesshared an impression3 years ago
    👍Worth reading

    Un cuento para recordar que no hay que dejar nada para después pues el mañana puede sorprendernos en la duermevela del final de nuestros días. Pero también es un cuento de esperanza para recordar que aún en la certeza de que la muerte nos aguarda, en este instante presente somos eternos...

  • Dianela Villicaña Denashared an impression6 days ago
    👍Worth reading
    🔮Hidden Depths

Quotes

  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 days ago
    A los veintidós años, después de apenas cuatro de matrimonio, con la muerte de su marido también había muerto el mundo para ella. Ahora tenía treinta y cinco años y todavía vestía de negro, como el primer día de la desgracia; un pañuelo de seda negra escondía su hermoso pelo castaño, descuidado, apenas peinado en dos secciones y recogido tras la nuca. Sin embargo, una serenidad triste y dulce sonreía en su rostro pálido y delicado.
    Nadie se sorprendía por esta clausura en aquel pueblo del interior de Sicilia, donde las rígidas costumbres por poco no imponían a la esposa que siguiera a la tumba a su marido. Las viudas tenían que permanecer encerradas así, en perpetuo luto, hasta la muerte.
  • Andrea Ahedohas quoted2 years ago
    Por tanto se obligaba a refrenar la alegre y febril ansia de su mirada y a no volver continuamente la cabeza de una ventanilla a la otra (como tenía la tentación de hacer) para no perderse nada de todo lo que sus ojos, tan huidizos, registraban por un instante por vez primera.
  • Andrea Ahedohas quoted2 years ago
    Los hombres, mal que bien, encontraban en la variada sucesión de los negocios, en la lucha de los partidos comunales, en la cafetería o en el club social, por la noche, algo para distraerse de alguna manera. Pero las mujeres, en las cuales desde la infancia se había reprimido cualquier instinto de vanidad, casadas sin amor, después de haberse ocupado siempre (como sirvientas) de las mismas tareas domésticas, languidecían míseramente con un niño en el regazo o con un rosario en la mano, a la espera de que el hombre, el amo y señor, volviera a casa.

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