Democracia y cuidado

como un modo de asignar responsabilidades por parte de una sociedad, ofrece una oportunidad sustancial para reabrir el cerrado sistema político, que se presenta, sobre todo, como un juego al sincero interés de la ciudadanía.

Aunque estas cuestiones son importantes y merecen atención, pasan por alto que la vida política democrática tiene que ser sobre algo.

Sostengo que, a pesar de la gran cantidad de debates sobre la naturaleza de la teoría, la política y la vida democráticas, nada mejorará hasta que las sociedades resuelvan cómo colocar las responsabilidades del cuidado en el centro de sus agendas políticas.

A estas alturas, ya debe de haber quedado claro que este libro toma una posición claramente feminista, antirracista y con conciencia de clase.

hay que repensar el papel de la política democrática

Las sociedades liberales han acabado por confundir la política con una dimensión de la economía, pero no todo en la vida se reduce a la producción económica.

Por otro lado, el déficit democrático es uno de los jinetes del Apocalipsis que cabalga como amenaza de boca en boca, como una sombra, y que podemos definir como la incapacidad de los gobiernos de manifestar los valores reales, las ideas y las necesidades de los ciudadanos.

Tronto nos habla en este libro de una «historia de dos déficits» de forma clara y amena: el déficit de cuidados y el déficit democrático.

Que recordemos que «ser ciudadano en una democracia implica preocuparse por los ciudadanos y por la democracia misma».

quién es responsable de cuidar qué, cuándo, dónde y cómo.