–Natasha, amor mío, ángel mío, no te enfades conmigo, no quiero que riñamos jamás.
Oswaldo Javier Valerdi Larahas quoted2 days ago
–¡Pretexto! ¡Objetivo! –gritó el anciano–. ¡Mira qué bonito! –Muy bien, muy bien; ya sé lo que me va a decir. Pero ¿de qué va se
Oswaldo Javier Valerdi Larahas quoted2 days ago
–Estoy hablando yo –le interrumpió Natasha con firmeza–.
Oswaldo Javier Valerdi Larahas quoted2 days ago
–¡No sé si se da cuenta de la gravedad de sus acusaciones! –exclamó el príncipe–.
Oswaldo Javier Valerdi Larahas quoted2 days ago
El príncipe guardaba silencio y miraba a Aliosha con una sonrisa de ironía triunfal.
Oswaldo Javier Valerdi Larahas quoted2 days ago
–En ese caso, haga lo que le voy a pedir. –Tiene mi palabra de antemano. –Se trata de lo siguiente: no haga, ni con
Oswaldo Javier Valerdi Larahas quoted2 days ago
Estuvimos unos minutos sin pronunciar una palabra. Natasha estaba pensativa, triste y abatida. Toda su energía la había abandonado de pronto. Miraba al frente sin ver nada, como ausente, sosteniendo la m
Oswaldo Javier Valerdi Larahas quoted2 days ago
–Sí... también hoy me duele un poco la cabeza –respondió distraída–. ¿Has ido a ver a los míos? –No. Mañana iré. Ya sabes que mañana es sábado...
Oswaldo Javier Valerdi Larahas quoted2 days ago
Era una historia sobrecogedora; era la historia de una mujer abandonada, que había sobrevivido a la adversidad, enferma, exhausta y olvidada por todos, rechazada por la última