Salomé y Judith

Juan, ¿por qué estás aquí. ¿Por qué buscas mi cuerpo?
¿Por qué alargas tus manos a desgajar mis pechos
cuando en cada rincón hay un arma desnuda,
y es mejor que una esposa, aguardando a su dueño?

No, no te vayas, Salomé, moneda
única que valía entre mis manos!

¡Zorra, aparta!

En vano, en vano fue rasgar mi vientre,
en vano mi gemido y mi desvelo.

¡Alégrate, mujer que no pariste,
regocíjate, estéril

NODRIZA (Cayendo de rodillas.)

Señor, no me castigues.

Yo no menosprecié a los de mi raza.

Pero entre ellos y entre todos soy
la despreciada.

Tus abrazos me asfixian

¡yo quiero respirar en las praderas!

NODRIZA

Niña, olvidé su lengua, no aprendí sus costumbres
y nunca usé su ropa.

No digas que es mi raza.

No tengo más familia
que esta casa

Mi madre en vez de leche
me dio el sometimiento.

Madre, quiero vivir y el amor tuyo
no me deja.

Tu cariño me envuelve

tan sutil y tenaz como la niebla.

¡Yo quiero ver el sol!

Vi entrar por esa puerta la embriaguez,
el grosero deseo

y la brutalidad del amo ante la sierva
y el desprecio.

Y fui educada para obedecer
y sufrir en silencio