Dices «lo siento» por no haber sabido que tenías esa memoria dentro de ti. Continúas con «perdóname» para pedir ayuda a la divinidad y poder perdonarte a ti mismo por dejarte llevar por ella. Seguidamente das las «gracias» a la memoria por emerger desde el fondo y darte la oportunidad de liberarla, así como a la divinidad por ayudarte en el proceso. Y finalizas con «te quiero» porque solo el amor cura, dirigiéndote tanto a tus memorias como a ti mismo.
A medida que te perdonas y envías amor, vas borrando las memorias y eliminando tu sufrimiento, pero también el de los demás. Si te resulta complicado entenderlo, solo recuerda que «no hay nada que hacer ni comprender, tan solo hay que pedir».