Y la idea de que nadie pueda ver a la verdadera Grace Peterson resulta asfixiante y reconfortante al mismo tiempo. Hay un vacío, sí, un vacío similar al hueco que permanece cuando un pantano se seca, pero también es la forma más sencilla de vivir segura dentro de la fortaleza que he ido construyendo ladrillo a ladrillo, sin hacer paradas para descansar y tomar aliento.