Las manos de la madre. Deseo, fantasmas y herencia de lo materno

Pero ¿qué lleva al rostro de la madre a mostrarse oscuro, hostil o indiferente hacia la vida que ha generado?

fantasmas de la inadecuación y de la impotencia.

vínculos con su madre

cuando el niño recibe de la madre respuestas mortificantes, caóticas o angustiosas, su acceso al mundo queda inevitablemente turbado.

sino que depende fundamentalmente de la mediación asegurada por la mirada del Otro. El

rostro de la madre encarna el momento primario del reconocimiento:

Sin sueños, la maternidad quedaría aplastada por la maquinaria del cuerpo como una máquina impersonal de reproducción de la especie.

cada nuevo (amor) que nace genera a su vez un nuevo mundo.

La espera es una interpretación de la ausencia del hijo, aún custodiado en el útero, a la luz del deseo

la espera de la madre la que prepara su lugar en el mundo a quien está ya en el mundo sin estarlo aún.