Ali Hazelwood

Ali Hazelwood – No es amor

Notify me when the book’s added
To read this book, upload an EPUB or FB2 file to Bookmate. How do I upload a book?
  • ita coronahas quoted4 days ago
    Dos, siete, uno, ocho, dos, ocho.

    —¿Tu contraseña es el número de Euler?
  • ita coronahas quoted4 days ago
    —Dos, siete, uno, ocho, dos, ocho.

    —¿Tu contraseña es el número de Euler?
  • ita coronahas quoted4 days ago
    —Dos, siete, uno, ocho, dos, ocho.

    —¿Tu contraseña es el número de Euler?
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quotedlast month
    Eli entendió lo que querían decir mis palabras, sonrió, me cogió la mano y me puso el anillo en el dedo. No se levantó, sino que enterró la cara en mi vientre, acurrucándose contra mí.

    Le pasé la mano por el pelo, miré los árboles, olí la tierra y le dije:

    —Estaba tan equivocada.

    —¿Sobre qué? —preguntó contra mi camiseta. Eso significaba que probablemente no veía mi sonrisa, una lástima, la verdad.

    —Sobre si mi historia algún día llegaría a ser feliz.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quotedlast month
    —¿Y todo esto no será porque te gusta mucho la cabaña? ¿Y mi patente?

    —Sí, Rue. Te pido que te cases conmigo porque Texas es un estado con régimen de gananciales y quiero poseer la mitad de tus cosas. Acabas de destapar mi gran estafa. ¿Te vas a desmayar?
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quotedlast month
    —Me… ¿Es así como se declara la gente? —Era una pregunta genuina.

    —No estoy seguro. —Eli se encogió de hombros—. Es mi primera vez.

    —No lo es. Has estado prometido.

    —¿En serio?

    —La he conocido. Es muy amable. Nos hizo la cena y…

    —Ah, sí, ahora que lo dices… Bueno, ese compromiso surgió un día que nos miramos y decidimos que era lógico dar el siguiente paso y casarnos. No llegó a haber una propuesta de matrimonio.

    —Entiendo.

    «¿Te gustaría casarte algún día?»

    Había preguntado eso, ¿verdad?

    —¿No deberías…? —Se me sonrojaron las mejillas. Estaba mareada—. ¿No deberías hincar la rodilla?

    Se miró a sí mismo. De hecho, estaba de rodillas. Sobre una rodilla. Y yo también lo estaba viendo. Pero es que estaba… aturdida. Eso era.

    —¿Y tener un anillo? —añadí.

    —Madre mía, Rue. —Tenía una sonrisa alegre—. Muy tradicional te me pones para ser alguien que me deja atarla a la cama y meterle plugs por más de un agujero cada pocos días.

    —No es eso. —Respiré hondo. Intenté pensarlo con calma—. Es que no me parece buena idea hacerlo de manera impulsiva. No puedes declararte por capricho en medio de un paseo. Creo que deberías pensarlo con detenimiento. Asegurarte de que es lo que quieres de verdad.

    Puso los ojos en blanco, suspiró y se sacó algo del bolsillo. Era un…

    Ahogué un grito.

    —¿Mejor ahora?

    —¿Cuándo lo has…?

    —Hace unos once meses y tres semanas.

    Se me iban a salir los ojos de las órbitas.

    —Eso es de estar mal de la cabeza.

    —Lo sé. Eso te pasa por preguntar.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quotedlast month
    —Oye, Rue.

    —Dime —respondí distraída.

    —Ya que estamos aquí…

    —¿Sí?

    —Me preguntaba…

    Me di la vuelta. Seguía atándose los zapatos con la cabeza gacha.

    —¿Qué opinas del matrimonio?

    Levantó la vista. Me miró a los ojos. Sus palabras flotaron en mi mente durante unos segundos sin ser procesadas. Y entonces caí en el significado de lo que me estaba preguntando. De repente, me sentía acalorada.

    —¿Qué has dicho?

    —Matrimonio. ¿Te gustaría casarte algún día?

    Abrí la boca. Y abierta se quedó.

    —Conmigo, quiero decir. Debería haberlo especificado.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quotedlast month
    (No obstante, tenía que admitir que Tiny cada vez me caía mejor).

    (Básicamente, estaba dispuesta a dar la vida por aquella bestia, y yo no era propensa a exagerar).
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quotedlast month
    —Y voy a… Voy a querer verte todos los días. Aprenderé a cocinar más platos, te prepararé tápers y te dejaré notas bonitas dentro. Te preguntaré si quieres dormir en tu casa o en la mía y siempre daré por hecho que vamos a pasar la noche juntos.
    Pensaré en ti todo el puto rato. Contaré con que seré yo quien se encargue de regarte las plantas cuando estés fuera de la ciudad. Te cogeré de la mano en público. Te besaré en público. Te organizaré fiestas sorpresa con la ayuda de tu amiga. Te enviaré cien mensajes al día para compartir las tonterías que crea que te harán gracia. Voy a ser empalagoso de cojones, Rue. ¿Podrás soportarlo? ¿Podrás soportarme como novio? —La palabra «novio» se quedaba tan corta como lo de «estar juntos». Por ahora, se dijo a sí mismo. Por un rato.

    —Se me da fatal responder a los mensajes.

    —Ya.

    —Y no me gustan las fiestas sorpresa.

    —Lo sé.

    —Pero el resto… —Rue sonrió contra su pulgar—. Sí, por favor.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quotedlast month
    —Si todavía deseas que te quiera, creo de verdad que puedo hacerlo. Porque ya lo hago —añadió Rue. Dos lágrimas recorrieron sus pómulos—. Y, si ya no lo deseas, supongo que me tocará quererte de todos modos. Pero si pudieses darme otra oportunidad…

    —Madre mía. —Quería reírse. Quería levantarla en brazos y dar vueltas con ella. Quería pedirle que se casara con él en ese mismo momento, antes de que cambiara de opinión.

    Ella apretó la mandíbula.

    —¿Eso es un no a lo de darme una segunda oportunidad?

    —Por Dios, eres tan… —Eli negó con la cabeza y luego le rodeó el rostro con las manos y se inclinó para estar más cerca. Respiró su aroma—. Te quiero, Rue. Tú eres la única oportunidad que existe.

    A ella le brillaron los ojos.

    —¿Sí?

    —Sí.
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)