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Juan Villoro

No soy un robot

Una reflexión sobre cómo lo digital transforma nuestras vidas y nuestra relación con la lectura.
Somos ya seres digitales. Hemos pasado de la galaxia Gutenberg de McLuhan a la galaxia digital. ¿Cómo afecta a nuestra percepción de la realidad? ¿Qué derivas políticas suscita esta revolución tecnológica? ¿Cómo influye en el ejercicio del periodismo? ¿Cuál es el papel del libro y la lectura en esta nueva era? Juan Villoro responde a estas y otras preguntas en un ensayo que huye del academicismo y combina las pinceladas autobiográficas con la reflexión y la prospección especulativa.
Por estas páginas asoman los dispositivos móviles, las selfies y Twitter (ahora X), el control mediante el reconocimiento facial, internet y las mentiras virales, la lectura en red y la transformación del modo en que circula la información… Un nuevo contexto tecnológico que conduce a la «desaparición de la realidad». El libro explora las pistas anticipatorias en los países tecnológicamente más avanzados, como Japón o Corea del Sur; las profecías contenidas en la literatura visionaria de Bradbury y las viejas polémicas —ya presentes en Rousseau y Diderot— sobre realidad y representación, que vuelven a adquirir vigencia.
¿Hacia dónde nos dirigimos como ciudadanos y como lectores? Dice el autor: «Pasamos página gracias al siglo XII, leemos textos impresos gracias al XV, damos un clic gracias al XXI. La lógica de esa aventura depende de la manera de leer. […] Las tradiciones que perduran no son las que se aferran al pasado, sino las que no olvidan su futuro».
349 printed pages
Original publication
2024
Publication year
2024
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Impressions

  • Anashared an impression3 months ago
    👍Worth reading

Quotes

  • Yatzel Roldánhas quoted14 hours ago
    A esto se agrega otra limitación: frecuentamos menos a los demás y seguimos patrones de vida reglamentados. El cerebro se perfeccionó gracias a la necesidad de poner de acuerdo a personas complicadas. Esto no significa que las neuronas espejo, que se dejan afectar por la educación y la costumbre, fomenten necesariamente el trato democrático. Desde la cámara del rey hasta el más humilde taller, la inteligencia social se puede ejercer por medio del chantaje, la seducción, el engaño, la manipulación, la imposición eficaz y otras artimañas. El laberinto de las relaciones humanas alerta la mente. Si el Australopithecus incrementó su habilidad cognitiva por medio de la vida social, nosotros la perdemos por su ausencia.
  • Yatzel Roldánhas quoted14 hours ago
    El neurofisiólogo mexicano Pablo Rudomín resume la inteligencia como la capacidad de resolver problemas y advierte que debemos distinguir entre inteligencia individual e inteligencia social. La segunda categoría es la que más ha cambiado. Aunque no faltan cerebros capaces de interesarse en el teorema de Fermat, la multitud pierde facultades. Usamos menos la cabeza, así de sencillo. Antes de la revolución digital, ir de un lugar a otro obligaba a orientarse en el territorio y retener informaciones. Ahora el GPS cumple la tarea y elimina destrezas memoriosas.
  • Yatzel Roldánhas quoted3 days ago
    La dependencia de los aparatos ya es indistinguible del afecto. En Mundo dron, Naief Yehya señala que la empresa de neuromarketing MindSign, con sede en San Diego, California, realizó un revelador estudio con ocho mujeres y ocho hombres de dieciocho a veinticinco años. Durante la investigación las áreas del cerebro estimuladas por el iPhone no mostraron los patrones habituales de la adicción, sino algo más profundo y difícil de describir: amor. En palabras de Martin Lindstrom, autor de Brandwashed: Tricks Companies Use to Manipulate Our Minds and Persuade Us to Buy: «Sus cerebros respondían de la misma manera como lo harían a sus novios, novias, sobrinos o mascotas [...] puede no tratarse de una adicción en el sentido médico, pero es amor verdadero».

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