Orbital

Quizá seamos los nuevos dinosaurios y nos convenga andarnos con cuidado. Aunque también es posible que, contra todo pronóstico, emigremos a Marte y fundemos una colonia

No entienden cómo es posible que el paisaje sea tan infinitamente repetitivo y al mismo tiempo se les presente cada vez como algo completamente nuevo.

Lanzarse cada vez más lejos, cada vez más hondo. La Luna, la Luna. Marte, la Luna. Más lejos todavía. No se hicieron los seres humanos para que se quedaran quietos

Alcanzar una cima del progreso humano para descubrir después que nuestros logros no tienen la menor importancia y que ese es el más importante logro en la vida de cualquiera, que a su vez tampoco es nada, y también mucho más que todo. Un metal nos separa del vacío; la muerte está tan cerca. La vida está en todas partes, en todas partes

Hacer listas es lo que Chie hacía de niña cuando estaba inquieta o nerviosa

Existimos ahora en una fugaz floración de vida y saber, un frenesí del ser que dura lo que un chasquido de dedos, y punto. Este veraniego estallido de vida es más bomba que brote. Estos tiempos fecundos pasan rápido

vuelan en círculos. Les ha costado una semana, pero se han soltado de las rejillas de sus jaulas, han descubierto sus patitas espaciales y han aprendido a vivir con la microgravedad

eso es lo que hacemos cuando vamos al espacio, reivindicar nuestra especie ampliando su territorio. El espacio es la única tierra salvaje que nos queda

quedarán todos liberados –él mismo, su esposa, sus hijos–, quedarán todos liberados de la oscuridad de la que se esperaba que los salvara y de la que jamás podrá salvarlos.

Él es el vehículo que los transporta a todos a través de la tiniebla, y el peso de esa responsabilidad le ha permitido salir adelante desde hace largos años. Pero a él también lo acecha la oscuridad, como nos ocurre a todos.