En los últimos 50 años, Argentina tuvo un papel protagónico en el mundo del tenis. No importa en qué momento estés escuchando este episodio. Seguro el país tiene algún jugador o jugadora entre los 20 mejores del mundo. Jugadores buenos hay muchos. Pero sólo unos pocos llegan a la categoría de leyenda.
En Argentina, ese título le corresponde, sin dudas, a Guillermo Vilas. Ganó 62 torneos de ATP, de los cuales cuatro fueron de Gran Slam. Aún hoy, a casi 30 años de su retiro, tiene récords en canchas lentas que nadie pudo superar.
En esta carta, Vilas, un viejo lobo en el mar solitario del tenis, le da consejos a Diego Veronelli para enfrentar a un tenista francés. Le habla del juego, por supuesto, pero también del temple, de las decisiones y de los riesgos. Una carta sobre tenis, sí. Pero, quién te dice, por ahí te sirve también para la vida. Lee el actor y titiritero Miguel Ángel Vigna.
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Flaco, no lo conozco al francés. Estás jugando de 10.
No tomés riesgos innecesarios. Tomá seguridad. Cuando te la veas mal, jugate consciente y apuntá. Que no sea un lance. Hoy sos un jugador completo y podes realizar cualquier tiro. Los riesgos los podés controlar. Sabés el riesgo que tomás, peso si sabés que no hay otra, tomalo decidido. Es eso o nada. No tomés riesgos si sabés que con dos tiros más vas a ganar igual el punto. Los riesgos se toman cuando no queda otra. Si los tomás así, los riesgos se incorporan a tu juego. Lo que ayer era un riesgo, hoy es un tiro que manejas con aplomo.
Tenés demasiado juego y respondés a las exigencias. No porque juegues bien hagas demasiado para ganar. No pierdas ningún punto. No juegues para el público. Nunca pienses que has ganado . Nunca pienses que has perdido. Nunca pienses que es difícil o fácil. Pensá en lo que tenés que hacer. Hacelo lo mejor que puedas. Aplicá lo que te parezca correcto. Realizá los golpes como si cada uno te abriera un nuevo mundo mejor.
Sé humilde. Sé sincero. Sé fuerte. No seas duro contigo mismo. No te alabes. Escuchá tu conciencia. Aplicá y resolvé. Guardá lo bueno y sacá lo malo. Sin contradicciones. Sin reproches. Claro, lúcido y sin parar por un instante. Todo es bueno si te deja algo. Hoy sirve para el futuro. El futuro no sirve para hoy.
Suerte,
Guillermo.