el progresismo se asemeja a esa llamada “izquierda moderna” que sustituyó la lucha por la igualdad por las políticas identitarias que buscan integrar las demandas de grupos y sectores excluidos y discriminados (etnias, mujeres, jóvenes, homosexuales, etcétera). Sin restarle importancia a esas luchas es importante señalar que el problema del progresismo radica en que, antes que ocuparse de la desigualdad socioeconómica y ubicar a la clase obrera en el centro, pone el acento en esos grupos de víctimas, perdiendo muchas veces una visión de conjunto.