¿Qué crees que pienso de ti? ¿Qué crees que siento por ti? ¿Cuán sofisticada crees que soy? Esa no es una pregunta justa porque ignoro cómo contestarla. Me sobreestimé. Creí que podía juntarme con los chicos mayores, los adultos. Esos que hacen preguntas como si ya supieran las respuestas. Los que jamás se delatan. Los que no tienen souvenirs emocionales.