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Edmond Rostand

  • Paris Escobarhas quoted11 days ago
    CRISTIÁN.— Temo que sea coqueta y frívola… y…, vamos…, ¡que no me atrevo a hablarle!… El lenguaje en uso me turba…, me falta ingenio… Sólo soy un tímido soldado…
  • Paris Escobarhas quoted11 days ago
    PRIMER MARQUÉS.— ¿Quién es ese Cyrano?

    CUIGY.— Un diestro espadachín.
  • Paris Escobarhas quoted9 days ago
    CYRANO.— ¡Enorme!… Imbecil desnarigado. ¡Mi nariz es grandísima! Y has de saber, cabeza de alcornoque, que estoy muy orgulloso de semejante apéndice. Porque una nariz grande es característica de un hombre afable, bueno, cortés, liberal y valeroso, tal como soy y tal como vos nunca podréis ser, ¡lamentable idiota!
  • Paris Escobarhas quoted8 days ago
    LA CANTINERA.— ¿Nada más queréis tomar?…

    CYRANO.— Tu mano quiero besar. (Besa la mano que ella le tiende, como si fuera la de una princesa.)

    LA CANTINERA.— Gracias. (Haciendo una reverencia.) Adiós, caballero.
  • Paris Escobarhas quoted2 days ago
    CYRANO.— ¿Quién puede ser?… Reflexiona y lo comprenderás. Me está prohibido soñar con ser amado, incluso por una mujer fea, a causa de esta nariz que llega un cuarto de hora antes que yo a cualquier parte. ¿A quien voy a amar entonces? Es lógico: Amo a la más bella.
  • Paris Escobarhas quoted2 days ago
    upendo! ¿La quieres? ¡Pues díselo! Esta noche te has cubierto de gloria a sus ojos.

    CYRANO.— Amigo mío, mírame y dime si puedo esperar algo con esta protuberancia… No, no me hago ilusiones.
  • Paris Escobarhas quoted2 days ago
    soy todo ojos: a la luz de un rayo de luna plateado, una dama, del brazo de un caballero, camina lentamente…; también a mí me gustaría llevar una del brazo. Me exalto, me olvido de todo… y de repente. ¡Contemplo la sombra de mi perfil en el muro del jardín!
  • Paris Escobarhas quoted2 days ago
    CYRANO.— ¡Si me vieras en esos desgraciados momentos en que me siento tan feo y tan solo!…

    LE BRET.— (Cogiéndole las manos con vivacidad.) Pero… ¿estás llorando?
  • Paris Escobarhas quoted2 days ago
    CYRANO.— (Cayendo en brazos de Le Bret.) Pero… ¡con ella!… ¡Una entrevista con ella!

    LE BRET.— ¿Ya no estás triste?

    CYRANO.— ¡Ay!, ¡al menos sabe que existo!
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