Si tú, siguiendo la recta razón, hicieses lo que tienes entre manos con estudio, con empeño y buena voluntad, sin poner la mira en ninguna otra conveniencia ni diversión, antes bien, conservases tu espíritu por entonces tan puro como si ya lo hubieses de restituir; si, llevares adelante tu obra no buscando otro bien ni huyendo de otro mal, sino dándote por satisfecho con hacer el presente trabajo conforme a la naturaleza, y con hablar con suma entereza lo que hubieres de decir, vivirás feliz y dichoso.