Otra postura, más cómoda, consiste en tumbarse sobre la espalda con un pequeño cojín bajo la cabeza, las piernas separadas y los brazos relajados colocados a ambos lados. En esta posición es fácil relajar bien la musculatura (de hecho es tan fácil que a veces se corre el riesgo de pasar de la meditación al sueño…).
En realidad todas las posturas son válidas: lo importante es que se escoja la que mejor le va a cada uno (se puede meditar en una tumbona, en un sofá donde se pueda apoyar bien la espalda, en la cama, sobre una alfombra, en un prado o en cualquier lugar donde uno se sienta a gusto).
Lo fundamental es eliminar cualquier factor perturbador, es decir, no comenzar una sesión de meditación si se está esperando que llegue el técnico de la lavadora, si se ha de ir a buscar a los niños al colegio, si la pareja está a punto de volver del trab