Angie Ocampo

  • kyhas quoted2 years ago
    e gustó tu discurso, a decir verdad. Sobre todo, la parte en la que dices que tendrás que follarme muchísimo —se burla.
    Pellizco la piel de su abdomen.
    —Auch —se queja.
    —Estoy hablando en serio, Maximilian. —Le doy una dura mirada.
    Me mira por unos segundos, la luz del fuego hace que su azul se vea aún más cálido, me fijo en la pequeña mancha café que salpica su iris izquierdo. Me gusta tanto esa peculiaridad.
    —Es difícil para nuestro orgullo aceptarlo, tú no lo dirás, yo no lo diré, pero es tan fuerte que vuelve siempre a juntarnos.
    Llevo mi mano hasta su mejilla y acaricio la creciente barba. Su mandíbula cuadrada, su recta nariz y sus labios ya no tan morados, hacen que algo en mi interior se infle al contemplarlo.
    —Me gustas tanto… —las palabras me salen sin pensar y en un susurro.
    —Tú a mí me encantas, At —dice con voz ronca.
  • kyhas quoted2 years ago
    Bajo mi vista, entre mis brazos ya no se ve tan temible, tan poderosa e inalcanzable. Se siente como la mujer que debo y quiero proteger, pero no puedo. Ella sabe hacerlo y lo ha demostrado antes.
    Nos quedamos por unos minutos más en esta posición. Nadie dice nada, estamos concentrados en nuestros latidos y respiraciones.
  • Sofia Alejandra Espinosa Negretehas quoted8 months ago
    todos esos corazones que aun rotos siguen amando.

    A las lágrimas que vimos en el espejo cuando creíamos

    que ya no podíamos más.

    Al amor propio que olvidamos por amar a quien tampoco lo tenía.

    A esas vidas que vivimos una y otra vez en nuestros recuerdos.

    A los cielos azules que se ocultaban tras nubes oscuras.

    A todas las canciones que nos acompañaron en nuestro dolor.

    A la paciencia que nos tuvimos en medio del desorden.

    A las caídas de las que aún seguimos curándonos los raspones.

    A todas las Flores Amarillas del mundo.
  • kyhas quoted2 years ago
    ¿Estás bien, linda? —me pregunta Igor preocupado.
    —Sí, Solo me duele un poco el hombro —sonrío.
    —Vamos, te llevo al área médica.
    —Pero Atenea…
    —Ella estará bien, Maximilian se hará cargo.
  • kyhas quoted2 years ago
    Me acerco más a él y pongo mi mano en una de sus mejillas.
    —Por favor, Max… —hablo bajo. Gano su atención y sus ojos color cielo se posan en los míos—. No nos pasará nada. Estoy herida, pero me puedo defender si hay que hacerlo —vuelvo a hablar sin dejar de tocar su rostro—. Individualmente, hemos estado en peores situaciones y hemos salido triunfantes. Esto no es nada, y más estando juntos.
    —Lo sé, sé que tú y yo juntos somos…
    —Indestructibles —lo interrumpo—. Deja que hagan lo que tengan que hacer, necesitamos respuestas.
  • kyhas quoted2 years ago
    No tener visión hace que mi ansiedad incremente. Mi corazón empieza a latir más rápido, mi respiración se agita y las palmas de mis manos pican. Maximilian lo nota, busca mi mano con la suya y entrelaza sus dedos con los míos. Mi pulso se ralentiza.
  • kyhas quoted2 years ago
    —¿Podrás…?
    —¡Claro que sí! —mantengo mi entusiasmo—. Soy una hacker sombrero negro, nada es imposible para mí.
    —Esa es mi chica. —Besa la cima de mi cabeza.
    Espera. ¿Qué dijo? Volteo para mirarlo.
    —Acabas de decir…
    —Sí, sé lo que dije, ya está en ti si aceptarlo o no. —Gira mi silla y toma asiento frente a mí.
    —Igor…
    —Quiero que seas mía, en misiones, en la vida cotidiana, en las mañanas cuando despierto en mis días libres. Quiero ir a beber un café contigo, ir a practicar tu deporte favorito un fin de semana. Celebrar nuestros cumpleaños, celebrar en un futuro nuestro aniversario…
    Mis ojos se llenan de lágrimas a medida que voy escuchando sus palabras.
    —Nuestra vida tiene un porcentaje bajo de supervivencia y quiero disfrutar esta mierda contigo antes de que sea tarde continúa—. Sé mi compañera de vida, Merassi
  • kyhas quoted2 years ago
    Tomo el borde de mi camiseta y lo saco por mi cabeza. No hay tiempo para ir a otro lugar a cambiarnos. Merassi repite la acción. Miro de soslayo a Maximilian, tiene la mandíbula apretada mientras observa al resto de los SEAL, quienes no se pierden ni un detalle del espectáculo que damos la italiana y yo. Le da un leve golpe a Igor y este asiente con la cabeza.
    —¡Dense la vuelta! —grita el ruso—. ¡Ahora! Los soldados hacen caso y giran dándonos privacidad, Haru y Thomas están absortos en las computadoras.
  • kyhas quoted2 years ago
    ¿Por qué tienes la boca así? —escucho que Merassi le pregunta a Atenea.
    La mirada azul de la italiana cae en mí cuando irrumpo en la habitación.
    —No respondas, ya sé —le dice.
    Atenea voltea a mirar y noto un poco de rosado en sus mejillas.
    Venenosa y tierna.
  • kyhas quoted2 years ago
    —Luego está esta otra persona, no digo que tienen que ser tres, a veces solo una puede darte todas las etapas, o una de ellas puede ofrecerte dos, nunca se sabe. —Encoge los hombros—. La tercera vez es la más desastrosa, eres un poco más madura, sabes lo que quieres y, si él también lo sabe, podrán sobrepasar todo. Llega de repente y sin avisar, como una catástrofe natural, saca lo mejor de ti, pero también, y lo más importante, es que saca lo peor, ese lado tuyo oscuro que nadie conocía, ni siquiera tú misma y te ves haciendo cosas que te hacen cuestionar tu propia personalidad.
    Nadie viene a mi mente.
    —La diferencia entre las tres es que solo a una vas a amar y, cuando esa persona te lo diga, no habrá dudas, tal vez hasta tú primero lo digas. Cuando sucede, sucede y estarás extremadamente segura al corresponder.
    —Ese tercero se escucha espantoso, ¿por qué querría que me pasara algo así? —Frunzo mi ceño.
    Se acerca y toma mi cara con ambas manos.
    —El amor no siempre es correcto, no siempre es bonito. Es una maldita mentira que nos venden. Los estándares de cómo llevar una relación son errados, cada persona ama diferente y no se puede regir a nadie con los mismos parámetros. —Me mira serio—. Espero en un futuro que la persona que ames sea igual o más fuerte e indestructible que tú, porque, si no, huirá, te romperá el corazón y yo tendré que fracturar sus malditas piernas. —
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