—Luego está esta otra persona, no digo que tienen que ser tres, a veces solo una puede darte todas las etapas, o una de ellas puede ofrecerte dos, nunca se sabe. —Encoge los hombros—. La tercera vez es la más desastrosa, eres un poco más madura, sabes lo que quieres y, si él también lo sabe, podrán sobrepasar todo. Llega de repente y sin avisar, como una catástrofe natural, saca lo mejor de ti, pero también, y lo más importante, es que saca lo peor, ese lado tuyo oscuro que nadie conocía, ni siquiera tú misma y te ves haciendo cosas que te hacen cuestionar tu propia personalidad.
Nadie viene a mi mente.
—La diferencia entre las tres es que solo a una vas a amar y, cuando esa persona te lo diga, no habrá dudas, tal vez hasta tú primero lo digas. Cuando sucede, sucede y estarás extremadamente segura al corresponder.
—Ese tercero se escucha espantoso, ¿por qué querría que me pasara algo así? —Frunzo mi ceño.
Se acerca y toma mi cara con ambas manos.
—El amor no siempre es correcto, no siempre es bonito. Es una maldita mentira que nos venden. Los estándares de cómo llevar una relación son errados, cada persona ama diferente y no se puede regir a nadie con los mismos parámetros. —Me mira serio—. Espero en un futuro que la persona que ames sea igual o más fuerte e indestructible que tú, porque, si no, huirá, te romperá el corazón y yo tendré que fracturar sus malditas piernas. —