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Jazmina Barrera

  • A. F.has quoted2 years ago
    Si escribo todo lo que pienso luego puedo dejar de pensarlo. Eso creo. Eso espero
  • Susy Avilahas quoted10 months ago
    Escribir cuando duerme. Leer mientras come. Leer libros delgados, que pueda sostener con una sola mano. Escribir a partir de notas que hago en el celular mientras lo tengo en brazos.
    * * *
  • Ana Osoriohas quoted4 months ago
    por no haber logrado reponerse de sí misma.
  • Ana Osoriohas quoted4 months ago
    Era una tristeza helada y dulce: por fin tenía tiempo para el duelo.
  • Everardo Lópezhas quoted2 months ago
    Habría que escribir algo acerca de esos recaditos de la adolescencia, ese género literario en vías de extinción.
  • revolverteatrohas quoted6 months ago
    Seguimos siendo cercanas, aunque desde aquí distingo cómo nos fuimos separando, como las hebras de un hilo viejo que con el tiempo se desenrollan.
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    No hay escolarización que valga la pena sin leer a Quiroga. El campeón absoluto de ganar niños
  • David Olivareshas quotedlast year
    Durante el camino de vuelta a casa, en medio de la sorpresa, la emoción y el desconcierto pensé de pronto: nunca más voy a estar sola. No de verdad. Sentí terror y alegría.

    * * *
  • David Olivareshas quotedlast year
    Alejandro dice que las mandarinas mexicanas son del tamaño de las naranjas chilenas y que las mandarinas chilenas son del tamaño de un limón mexicano. Además, lo que yo llamo limón a secas él lo llama limón de pica, y lo que él llama limón a secas yo lo llamo limón amarillo.
  • David Olivareshas quotedlast year
    a primera vez que mi madre fue reconocida por la crítica fue gracias a una serie de pinturas abstractas, de gran formato, cuyo tema central era el color rojo. Yo tenía tres o cuatro años. Pero justo en esa época de éxito decidió comenzar una nueva serie, un homenaje al suprematismo del pintor ruso Ad Reinhardt, un conjunto de cuadros imposibles de fotografiar y de vender, un tratado sobre el negro y los límites del color. A lo largo de los años, en visitas a museos y exposiciones, mi madre me explicó cómo había que ver ciertos cuadros, por ejemplo, los negros sobre negro de Rothko. Me enseñó la paciencia, la contemplación que se requiere para acostumbrar la mirada a ver el negro dentro del negro: los negros opacos, los negros brillantes, los negros rojos, morados y casi grises. Muchos años después de la serie negra de mi madre, cuando en la adolescencia tuve clases de pintura, entendí la pericia que requiere distinguir, mezclar e igualar los tonos de negro, la dificultad de pintarlos como hacía ella, sin que se notara el trazo del pincel, para lograr esos negros mate absorbentes, el negro del vacío. Cuando pienso cómo se verá el mundo desde el útero, me acuerdo de esos cuadros de mi madre, de sus lecciones para ver en la oscuridad.
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