Si, en algún sentido, el lenguaje determinaba nuestra manera de pensar, entonces nunca podría haber sido distinta de como soy. Y el lenguaje con el que me crie no lo hablaba nadie más, así que siempre iba a sentirme aislada, sola, incómoda en presencia de los demás. Lo dictaminaba mi lenguaje. Lo dictaminaba el idioma que me habías enseñado.