Miguel Portillo

  • casttorttroyhas quotedlast year
    el apego. Puedes seguir viviendo, pero cuando te sacuda la idea de la muerte empezarás a temblar. Pero si no sientes apego por nada, la muerte podría llegar en este mismo instante y la recibirías de buen humor. Estarías dispuesto a partir. Frente a alguien así, la muerte queda derrotada. La muerte sólo es vencida por aquellos que están dispuestos a morir en cualquier momento, sin oponer resistencia alguna. Se convierten en los inmortales, en budas.

    Esta libertad es el objetivo de toda búsqueda religiosa.

    La libertad respecto al apego es libertad respecto a la muerte.

    La libertad respecto al apego es libertad respecto a la rueda de nacimiento y muerte.

    La libertad respecto al apego te permite entrar en la luz universal y hacerte uno con ella. Y ésa es la mayor de las bendiciones, el éxtasis esencial más allá del cual no existe nada más. Entonces has llegado a casa.
  • casttorttroyhas quotedlast year
    no es el centro de la búsqueda religiosa… el centro es la muerte. Sin la muerte no existiría la religión. La muerte es la que hace que el hombre busque e indague más allá, en lo eterno.
  • casttorttroyhas quotedlast year
    gente estúpida pregunta por Dios, las personas inteligentes preguntan sobre la muerte.
  • Celeste Velezhas quotedlast year
    Es buena para el cuerpo y la mente, y propicia el equilibrio y las relaciones con los demás…
    Te ayuda a dejar de tener miedo a la muerte y a disfrutar mejor de la vida.
  • Celeste Velezhas quotedlast year
    samatha significa «mantener la calma»;
    y vipassana: «visión profunda, visión penetrante».
  • Celeste Velezhas quotedlast year
    Sin embargo, a veces es mejor actuar sin obsesionarse con los resultados, actuar solo por el placer de hacerlo.
  • Celeste Velezhas quotedlast year
    Pero la motivación está casi siempre ahí, porque rara vez llegamos a la meditación por casualidad: llegamos a ella porque sufrimos, porque somos infelices, porque nos sentimos insatisfechos… A veces la mente lo tiene claro: queremos aprender a meditar con la intención de sentirnos menos estresados, menos ansiosos, menos deprimidos, o para dormir mejor, pensar mejor, enfadarnos menos…
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Resumiendo: desde las épocas más remotas se ha visto la guerra (de uno u otro tipo) no solo como inevitable y buena, sino como la forma normal y más estimulante de acción social llevada a cabo por la humanidad civilizada, siendo el librar guerras el placer y el deber de los reyes. Un monarca que no se prepara para entrar en guerra sería, según esta forma de pensar, un loco, un «tigre de papel».
  • Anahas quoted6 days ago
    En plena Edad Media, digamos entre los siglos XII y XIII, eran corrientes dos conceptos muy diferentes sobre la Tierra. El más popular era que era plana como un plato y que estaba rodeada y flotando en un mar cósmico sin límites, lleno de todo tipo de monstruos peligrosos para el hombre. Se trataba de una noción infinitamente vieja, que se remontaba a la Edad de Bronce, y que aparecía en textos cuneiformes sumerios del 2000 a.C., siendo la imagen autorizada en la Biblia.
  • Anahas quoted6 days ago
    No obstante, el concepto medieval más seriamente considerado era el de los antiguos griegos, de acuerdo con los cuales la Tierra no era plana, sino una esfera sólida estacionada en el centro de una especie de caja china de siete esferas transparentes, en cada una de las cuales se hallaba un planeta: la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno, los siete a partir de los que reciben nombre los días de la semana. Los sonidos de estos siete configuraban una música, la «música de las esferas», a la que corresponde nuestra escala diatónica. También existía un metal asociado con cada uno: plata, mercurio, cobre, oro, hierro, estaño y plomo, en ese orden. El alma que descendía desde el cielo para nacer en la Tierra adquiría, al llegar abajo, las cualidades de dichos metales, por lo que nuestros cuerpos y almas están compuestos de todos los elementos del universo y cantan, por así decirlo, la misma canción.
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