La capacidad de convocatoria de los deportes llevó a que los primeros compradores de aparatos no fueran solo afluentes burgueses, sino también dueños de bares y restaurantes, para los que la eran un imán para atraer clientes. Pero las formas de entretenimiento burguesas también se posicionaron rápidamente en las parrillas, de la mano de cómicos de talento como Milton Berle y Jackie Glesson y programas con títulos que daban poco espacio a la confusión sobre su contenido: Actors Studio, Studio One, Philco TV Playhouse, Texaco Star Theatre y Kraft Television Theatre. La televisión en Estados Unidos, a pesar de que pronto se convirtió en un medio de alcance nacional, se desarrolló con Nueva York como centro neurálgico, ya que era allí donde estaban los cuarteles centrales de las grandes cadenas de radio de las que derivaban las de televisión.