Por otra parte, al internarse en ese “mundo del maíz” de México, se descubre que éste se ha llenado de voces que no se pronuncian “en castilla”, como aún suele decirse en algunos pueblos. Antes de la llegada de los españoles a América y mucho tiempo después, el maíz ha nacido, crecido, se le ha reverenciado y consumido en las lenguas originarias de los diferentes pueblos que ya residían en estas tierras y que han seguido transformándolo.