, nos provocaba risa a mi hermana y a mí. Yo sentía cierta lástima, Colombia tan bella para mí y desconocida por tanta gente; Colombia tan conocida por mí, tan mía, y tan misteriosa para otros. Colombia era mi secreto y que supieran tan poco de ella era una ventaja, podíamos hablar como si fuera un lugar increíble, fantástico, y después cambiar el panorama y contar cosas terribles, decirles que lo que decía la televisión era cierto, contarles que llegamos a El Salvador huyendo de alguna de las tantas guerras que ellos mismos nombraban.