Frida Cartas

  • Shizuma Liconahas quoted2 years ago
    El mismo joven llamó a otro joven, y ese otro joven llamó a otra joven, se formó un grupo para saber en qué fila ponerme (adultos siendo estúpidos con las infancias, qué novedad).
  • Kary Lorenzohas quotedlast year
    Con el tiempo, esto que tanto critican en las revoluciones del género y los feminismos, para mí se volvió una forma de apapachar a las personas que quiero y están cerca. Limpiar puede ser relajante ante el estrés. Y a mí me gusta, desde entonces, ser ama (y dueña) de casa. Porque, como dijera Pita Amor: “Yo soy mi casa”.
  • Luhanahas quotedlast year
    Así que sí, las mujeres, todas las mujeres, parimos y damos vida… porque somos vida.
  • Mayehas quoted5 days ago
    Va también para mis amigas las parias, los delincuentes que escaparon de la cárcel del género, las prófugas del sistema, las anormales, las llamadas enfermas, las que destruyen la lógica y la «naturaleza» de este mundo, a todas y cada una de ellas extiendo mi mano llena de pólvora por el único y gran fin de resistir y vivir felices auténticas.
  • Mayehas quoted5 days ago
    Yo, mariposa ajena a la modernidad, a la posmodernidad, a la normalidad. Oblicua. Bizca. Silvestre. Artesanal.

    Susy Shock.
  • Yeni Rueda Lópezhas quotedlast year
    lámina negra, de esa que olía mucho a petróleo y no era fácil de romper
  • Yeni Rueda Lópezhas quotedlast year
    Su sola mirada era suficiente para sabernos regañadas e intimidadas. Y sus gritos lo complementaban.
  • Yeni Rueda Lópezhas quotedlast year
    No imaginé que su vida acabaría sin que me viera ni siquiera de lejos en esta nueva apariencia visiblemente trans, que no notaría el cambio en mi sonrisa, el brillo en mis ojos, ni que no se daría cuenta de que mi seguridad y estima habían sanado siendo ahora Frida, su hija. La hija que, al fin, pudo habitarse por completo a sí misma.
  • Mayehas quoted8 months ago
    Dentro del contexto mexicano, en años recientes comenzó a llamarse bullying a las violencias contra niños y niñas en los espacios escolares, cayendo una vez más en la generalización al nombrar y visibilizar las violencias. Si analizamos en concreto esta modalidad llamada bullying, de fondo y forma no es otra cosa que violencia de género, de esa que castiga, minimiza o ridiculiza lo femenino, puesto que los niños que han presentado agresiones psicológicas, verbales y físicas son aquellos que no cumplen el mandato cultural y social de lo que “debe ser” un hombre. Por ejemplo: los niños no masculinos (femeninos o introvertidos) u otras identidades que atraviesan la categoría de género, como la etnia (alumnos provenientes de comunidades indígenas), la clase (vulnerabilidad económica, marginación), la religión (testigos de Jehová, etc.), los niños gordos que no son Ken, entre otros.

    En el caso de las niñas, las violentadas son quienes no representan el ideal de belleza (las no “estéticas”, no rubias, no blancas), no femeninas (masculinizadas, extrovertidas), y también las relacionadas con una etnia, clase y religión, o las niñas un poco gordas que no son muñecas.

    De modo que no cumplir estos mandatos de género es, de fondo y forma, un castigo social a las ideas culturales del “ser hombre” y “ser mujer”, atravesadas por las intersecciones
    correspondientes, que se potencian y hacen presentes en el aula escolar, porque es ahí donde converge a manera de espacio público y político la población infantil.

    En ese sentido, no se violenta al niño conquistador, masculino, rudo, rico, blanco, güerito; ni a la niña guapa, rubia, con ojos de color, delgada y princesa. Por el contrario, ellos son los y las populares. Son quienes encantan y fascinan en el statu quo educador, y que a su vez representan “la buena crianza” de las familias; la excelencia por antonomasia de la nor(mal)idad. Porque son niños bien y se ven bien.
  • Mayehas quoted8 months ago
    Lo que quiero decir es que no hay una generalidad de violencias bajo el nombre del pomposo y protocolario bullying, sino una especificidad piramidal y concreta que recae una vez más en la misoginia, el machismo, el desprecio a la feminidad, el ser mujer o en la idea de no ser un verdadero hombre. No se trata entonces de agredir por agredir, sino
    que lleva implícito un premio o un castigo, vía los agentes sociales que finalmente somos todas y cada una de las personas en este reforzamiento patriarcal, cultural y hegemónico colonial, que tiene que ver con la reproducción social del género.
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