Sònia Borràs

Tienes un año para cambiar, 365 días

Cuando el amor se convierte en sufrimiento debes abando­narlo,

se levan­tan de sus sillas casi al unísono

con ganas de huir del aula

aún me encuentro sumida en mis pensamientos.

Mi amigo me está mirando con el ceño ligeramente frun­cido.

uando la gente está a tu lado, en el caso de los padres y los amigos, y la gente cree en ti, pero sobre to

Me tengo que ir, hablaremos otro día, ¿de acuerdo? Cualquier cosa que ocurra, no tienes más que llamarme, a ver si algún día puedo pasarme a verte.

Me lo ocultaste como un secreto bajo llave, ¿por qué? —pregunto olvidando con el paso de los minutos la rabia que se había adueñado de m

—Pienso lo mismo. No debería haber actuado así, ni él ni yo.