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Tara Westover

  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    Visto en perspectiva, me doy cuenta de que esa fue mi educación, la importante: las horas que pasé sentada a un escritorio prestado esforzándome por descomponer y analizar las rígidas corrientes de la doctrina mormona a imitación del hermano que me había abandonado. Estaba adquiriendo una aptitud fundamental: la paciencia para leer lo que aún no entendía.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    En mí actuaba un instinto, una intuición adquirida.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    Nunca había visto ese aspecto de mi padre, pero en el futuro lo vería en innumerables ocasiones: cada vez que cantara. Por muchas horas que hubiera trabajado en el desguace, jamás estaba tan cansado que no quisiera conducir hasta la otra punta del valle para oírme. Por muy grande que fuera su animadversión hacia socialistas como Papa Jay, nunca era tan grande para que, al oírlos alabar mi voz, le impidiera dejar a un lado su formidable batalla contra los Illuminati durante el tiempo necesario para decir: «Sí, Dios nos ha bendecido, somos muy dichosos». Era como si al oírme cantar se olvidara por un momento de que el mundo era un lugar aterrador, que podía corromperme; de que había que tenerme a buen recaudo, protegida, en casa. Quería que mi voz se oyera.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    Me fijé en el desenfado con que bromeaban e imaginé una realidad alternativa en la que yo formaba parte del grupo. Imaginé que Charles me invitaba a su casa, a jugar o a ver una película, y me inundó una sensación de alegría. En cambio, cuando imaginé a Charles visitando Buck’s Peak experimenté algo parecido al pánico. ¿Y si encontraba la despensa subterránea? ¿Y si descubría el depósito de gasolina? De pronto entendí, por fin, para qué era el fusil.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    Me pareció más pequeño de lo que lo había visto aquella mañana. La decepción que reflejaban sus rasgos era tan infantil que por un momento me pregunté por qué Dios le había negado eso. A él, un siervo fiel, que sufría de buen grado, del mismo modo que Noé había sufrido de buen grado para construir el arca.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    Me puse en pie, eché el cerrojo del cuarto de baño sin hacer ruido y observé en el espejo a la chica que se agarraba la muñeca. Tenía los ojos vidriosos y le caían gotas por las mejillas. La odié por su debilidad, por tener un corazón que destrozar. Que él pudiera hacerle daño, que alguien pudiera hacerle daño de esa manera, era imperdonable.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    No me daba cuenta de la razón que tenía y de lo enfermizo que eso era. De que me había vaciado por dentro. Con toda mi obsesión por las consecuencias de aquella noche, no supe entender una verdad esencial: que el efecto era que no me afectara.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    —¿No has pensado en marcharte? —me preguntó.
    —¿Para ir adónde?
    —A la escuela.
    Me animé.
    —En septiembre iré al instituto. A papá no le gustará, pero pienso ir.
    Creí que Tyler se alegraría; en cambio, hizo una mueca de desagrado.
    —Ya lo has dicho otras veces.
    —Voy a ir.
    —Quizá. Mientras vivas en casa de papá es difícil que vayas al instituto si él te lo prohíbe. Lo más seguro es que lo aplaces un año, y otro, hasta que ya no queden años. Si empiezas como alumna de segundo, ¿podrás graduarte?
    Los dos sabíamos que no podría.
    —Ha llegado la hora de irse, Tara. Cuanto más tiempo te quedes, menos probabilidades tendrás de marcharte.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    Tyler se levantó para irse.
    —Hay un mundo ahí fuera, Tara. Y lo verás de un modo muy diferente en cuanto papá deje de susurrarte al oído su punto de vista sobre él.
  • Luis Angulohas quoted2 years ago
    —He decidido no ir a la universidad.
    Levantó la vista y la clavó en la pared que se alzaba detrás de mí.
    —No digas eso —susurró—. No quiero oírtelo decir.
    No lo entendí. Había supuesto que se alegraría de que me sometiera a Dios.
    Me miró. Hacía años que no sentía la fuerza de su mirada y me dejó atónita.
    —Creía que de todos mis hijos tú serías la única que se iría de casa en un arrebato. Lo de Tyler fue una sorpresa; no me lo esperaba de él, sino de ti. No te quedes. Vete. No permitas que nada te detenga.
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