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Krasznahorkai László

  • Alicia Sandovalhas quoted5 months ago
    Contempló con tristeza aquel cielo que no auguraba nada bueno, los restos abrasados del verano recorrido por bandadas de langostas, y de pronto vio desfilar en una misma rama de acacia la primavera, el verano, el otoño y el invierno, como si percibiera la totalidad del tiempo que jugueteaba en la esfera inmóvil de la eternidad mostrando una infernal línea recta, la cual daba la impresión de atravesar el paisaje escabroso del caos y, al crear así la altura, alimentaba a la vez la ilusión de que el vértigo era algo necesario… Y se vio a sí mismo en una cruz de madera formada por la cuna y el ataúd, se vio allí agitándose, atormentado hasta que finalmente una sentencia árida—que no conocía distintivos ni distinciones y sonaba como un chasquido—lo entregaba desnudo a los lavadores de cadáveres, a las risotadas de despellejadores afanados, en un lugar donde comprobaría sin piedad, fríamente, la verdadera medida de las cosas humanas, donde constataría que ni un solo sendero lo conducía de regreso, pues para entonces se habría enterado ya, además, de que había ido a parar a una partida cuyo resultado estaba decidido de antemano y en la que los tahúres lo despojarían incluso de la última arma que poseía: la esperanza de poder retornar algún día a casa.
  • Adal Cortezhas quoted6 days ago
    en aquel bosquecillo de hinoki que se alzaba en el centro de la provincia de Shandong aún resultaba inimaginable que uno solo de estos cientos de miles de millones de granitos de polen de hinoki llegara a su meta, a aquel patio apartado del monasterio de Kioto para fecundar una única célula femenina entre los conos fértiles.
  • Adal Cortezhas quoted6 days ago
    Para esta nube de polen, el mundo era el laberinto imprevisible del azar, una estructura inconcebiblemente compleja donde todo, todo en el sentido más estricto de la palabra, aspiraba a destruirla.
  • Adal Cortezhas quoted6 days ago
    de esas ocho plantitas, que sobrevivieron a todos los peligros ulteriores, crecieron por último unos árboles inmensos, ocho gigantescos y maravillosos cipreses de hinoki en el patio de un monasterio, como mensajeros que traían una frase edificante desde gran distancia, que traían un mensaje en su raigambre expansiva, en su tronco recto y en su follaje delicadamente imbricado, un mensaje en su historia y en su existencia que nunca nadie entenderá, ya que, por lo visto, su comprensión no ha sido confiada a los hombres.
  • Adal Cortezhas quoted6 days ago
    La mirada del nieto del príncipe Genji impresionaba, en efecto, a quien podía verlo.
    Era la confirmación en la realidad de que la sensibilidad humana, la solidaridad y la compasión, la discreción y la buena voluntad, el tacto y la humildad, la excelsitud y la vocación para grandes metas poseían un mundo en la tierra.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted7 days ago
    el futuro era pérfidamente oscuro, el pasado, imposible de recordar, y el funcionamiento de la vida cotidiana se había vuelto hasta tal punto imprevisible que sólo se podía reaccionar con resignación, pues incluso era concebible que ya no se abriera ninguna puerta y que el trigo creciera hacia el interior de la tierra.
  • Rafael Ramoshas quoted9 days ago
    Transcurre, pero no pasa.
  • Haroldo Piñahas quoted6 days ago
    examinó una tras otra las plantas, ya que, pensó, si todo estaba en orden a su alrededor, su inquietud disminuiría sin la menor duda.
  • Haroldo Piñahas quoted4 days ago
    la patológica incapacidad de actuar
  • Haroldo Piñahas quoted4 days ago
    era víctima de una pereza patológica.
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