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Rosario Ferré

  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    pene estuchado como un lirio dentro de mi garganta, teniendo cuidado de no apretar demasiado mis piernas podadoras de hombres, un cuidado infinito de no apretar demasiado los labios, la boca devoradora insaciable de pistilos de loto. Pensando que no era por ellos que yo hacía lo que hacía sino por mí
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Comencé a colocar diariamente la servilleta dentro del aro de plata junto a tu plato, a echarle gotas de limón al agua de tu copa, a asolear yo misma tu ropa sobre planchas ardientes de zinc.
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    En esta ciudad no se puede ser alegre y bonita –rezongó Lucha–, porque la gente murmura.

    La mujer pareció no entenderla.

    –Olvídelo, estaba pensando en voz alta –continuó.

    –¿Usted la conoce? –preguntó la mujer.

    –Bueno, la he visto en la yogurtería.
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    El yogur natural era lo único que tomaba durante el día cuando tenía apetito. La comida serrana le producía gases y la digestión se le hacía pesada
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Vos me entendés, Gordita.

    Y sí, lo entendía, más de lo que se imaginaba. Empecé a sentirme excitada por los relatos íntimos de mi marido
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Ganas de perder el tiempo…, el tiempo que sirve para tanta cosa que deja plata, sí, de perderlo… —Lo decía en distintos tonos, a veces comprobando
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    No habían terminado sus viajes a la cocina… Salió a la galería, pensando, afligida, que a lo mejor el fuego estaba ya apagado y encandilarlo era tarea para rato
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    La mujer había sacado las tazas, el azúcar; ahora les servía el café. ¡Que arreglaran luego su negocio y el huésped se fuera! Y se sentó de nuevo, en la misma postura de antes, tan idéntica, tan como recortada en un cartón y colocada allí, tan erguida
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    El huésped estaba sobre ella y ella sobre el fonógrafo, con todo el cuerpo defendiéndolo. Luchaban. El hombre los miró un instante estupefacto, repitiendo:

    —¿Que se ha vuelto loca? ¿Que se ha vuelto loca
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    La noche hervía y el aire que entraba por los ojos abiertos de las paredes venía caliente, caliente como la sangre de los habitantes del pueblo
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