pene estuchado como un lirio dentro de mi garganta, teniendo cuidado de no apretar demasiado mis piernas podadoras de hombres, un cuidado infinito de no apretar demasiado los labios, la boca devoradora insaciable de pistilos de loto. Pensando que no era por ellos que yo hacía lo que hacía sino por mí