Creemos saber, creemos que lo que sabemos es verdadero y objetivo, y luego, como un huracán que se lleva los árboles, nos damos cuenta de que nuestras certezas estaban asentadas sobre equivocaciones, y entonces lo único que nos queda es la desolación, el barco que se hunde, la angustia ante el vacío que deja la imposibilidad de apoyarte en tus percepciones o en tus ideas de las cosas.