El 4 de diciembre de 2016, Edgar Maddison Welch entró armado con un rifle AR-15, un revólver del calibre 38 y una navaja en la pizzería Comet Ping Pong situada en las afueras de Washington con la intención de comprobar si, en efecto, como se habían hecho eco las redes sociales, en un sótano de ese lugar tenían lugar actos de pedofilia y canibalismo llevados a cabo por miembros del Partido Demócrata, entre ellos Hillary Clinton. Tras la lógica desbandada de clientes y camareros, Welch se paseó por el local sin encontrar nada, ningún niño, ni siquiera el supuesto sótano donde tenían lugar los ritos satánicos, tan sólo al cocinero que preparaba la masa de la pizza. Poco más tarde sería detenido por la policía. Como la investigación periodística desveló más tarde, el bulo, difundido originalmente por Carmen Katz, una sexagenaria de Missouri cuya cuenta de Facebook había sido hackeada dos años atrás probablemente por agentes rusos, fue compartido inmediatamente por los portales de noticias Breitbart e Infowars, por gente corriente, activistas online, bots, agentes extranjeros y grupos políticos estadounidenses.