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Gaston Leroux

  • Kelle Quispe Bravohas quoted5 days ago
    El pecho le dolía, como si se lo hubieran abierto para cogerle el corazón. ¡Sentía allí un hueco horrible, un vacío real que sólo podría colmarse con el corazón de la otra! Eso son cosas de una psicología particular que, al parecer, sólo pueden comprender los que han sido heridos, por el amor, con ese golpe extraño llamado, en el lenguaje corriente, «un flechazo».
  • Kelle Quispe Bravohas quoted5 days ago
    El pecho le dolía, como si se lo hubieran abierto para cogerle el corazón. ¡Sentía allí un hueco horrible, un vacío real que sólo podría colmarse con el corazón de la otra! Eso son cosas de una psicología particular que, al parecer, sólo pueden comprender los que han sido heridos, por el amor, con ese golpe extraño llamado, en el lenguaje corriente, «un flechazo».
  • Kelle Quispe Bravohas quoted5 days ago
    Armand Moncharmin y Firmin Richard,
  • Kelle Quispe Bravohas quoted5 days ago
    Si sabéis que uno de vuestros amigos está sufriendo, no tratéis de consolarle; os dirá que ya se ha consolado; pero si le sucede algún acontecimiento feliz, guardaos de felicitarle por ello; su buena fortuna le parece tan natural que le sorprenderá que le hablen de ella.
  • Kelle Quispe Bravohas quoted2 days ago
    Su secretario, el señor Remy
  • mariizambranihas quoted2 years ago
    La verdad es que nunca nadie supo cóm
  • mariizambranihas quoted2 years ago
    ¡Vamos a bajarlo de allí!
  • Monserrat Abigail Martínez Burgoshas quotedlast month
    (incluyendo la correspondencia extraña de Christine Daae)
  • Monserrat Abigail Martínez Burgoshas quotedlast month
    No, ¡el fantasma no era un mito!
  • Susana Castrohas quotedlast year
    Gabriel dio un salto desde su silla hasta la cerradura de un armario, ¡todo para tocar hierro! Al hacerlo, desgarró todo el faldón de su abrigo en un clavo. Cuando se apresuró a salir de la habitación, se golpeó la frente con una clavija para sombreros y se le formó un chichón enorme; entonces, retrocediendo repentinamente, se hirió el brazo con el biombo, cerca de piano; intentó recostarse sobre el piano, pero la tapa le cayó sobre las manos y le aplastó los dedos; salió corriendo de su oficina como un hombre demente, se resbaló en la escalera y se precipitó sobre la espalda durante todo ese primer tramo.
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