Esther Cruz Santaella

  • Ana Berrospehas quoted2 years ago
    aprendí una cosa: mientras que alguna gente, como mi padre, disfruta alardeando de su fuerza física, otras personas tienen motivos concretos para ser violentas.
  • Ana Berrospehas quoted2 years ago
    Todo era una «batalla», una «marcha» o una «guerra». Palabras emocionantes para animar a la gente a luchar, expresadas siempre con esa entonación pomposa que sonaba absurda y desquiciada al mismo tiempo.
  • Ana Berrospehas quoted2 years ago
    los regímenes totalitarios: le dan la vuelta al lenguaje. La servidumbre es libertad. La represión es liberación. Un estado policial es una república democrática. Nosotros éramos «los dueños de nuestro destino». Y si suplicábamos poder diferir al respecto, estábamos muertos.
  • Ana Berrospehas quoted2 years ago
    El castigo por pensar era la muerte
  • Ana Berrospehas quoted2 years ago
    Hay un refrán que dice: «Como la noche al día, sigue el pesar a la alegría»
  • Ana Berrospehas quoted2 years ago
    No eran arrugas de la edad; eran arrugas de dolor
  • Ana Berrospehas quoted2 years ago
    La violencia me empezó a parecer la única respuesta. Me sentía impotente cuando me quedaba quieto sin más, viendo cómo purgaban a buenas personas, cómo las mandaban al exilio y las destrozaban. Mi madre me aconsejó que controlase mi temperamento. Si no, yo también desaparecería.
  • Ana Berrospehas quoted2 years ago
    En el fondo, era un buen hombre. Solo que no entendía nada.
  • Marcia Ramoshas quotedlast year
    Un clásico del género de las casas encantadas es Relato de los extraños sucesos de la calle Aungier, escrito por Sheridan Le Fanu en 1851
  • Marcia Ramoshas quotedlast year
    La abadía ya olía un poquito a chamusquina: uno de los monjes se había ahorcado en el claustro, un pecado imperdonable, desde luego. Contaban que sus hermanos lo llegaron a despreciar tanto que al final ni lo miraban a la cara, y al diablo con la tolerancia cristiana. Supongo que simplemente la aversión llegó demasiado lejos. Un inciso: ¿no tiene usted un calor insoportable? Voy a por agua.
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