Ignasi Gozalo Salellas

Porque si la emergencia nos conduce a la inminencia, a lo que necesita ser superado al mismo ritmo incesante de nuestros tiempos, la excepcionalidad es lo que nos aboca sutilmente hacia la parálisis individual y colectiva, a una especie de muerte en vida que Marina Garcés caracterizó como un camino insoportable hacia la «condición póstuma».

Si entonces la ejercían dictadores y totalitarismos, ahora la dominación es transparente y líquida, anónima y escurridiza.

ha dado paso a la condición permanente ya advertida por el filósofo Walter Benjamin hace casi un siglo en su conocida octava tesis sobre el concepto de historia:
La tradición de los oprimidos nos enseña que el estado de excepción en el que vivimos es la regla. […] Tendremos entonces ante nosotros, como nuestra labor, la producción del estado de excepción efectivo, por lo que mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo.