Guillermo Arriaga

  • Lalo Hdezhas quoted2 years ago
    Manifiesto

    Este país se divide en dos: en los que tienen miedo y en los que tienen rabia.

    Ustedes, burgueses, son los que tienen miedo.

    Miedo a perder sus joyas, sus relojes caros, sus celulares.

    Miedo a que violen a sus hijas.

    Miedo a que secuestren a sus hijos.

    Miedo a que los maten.

    Viven presos de su miedo.

    Encerrados en sus autos blindados, sus restaurantes, sus antros, sus estúpidos centros comerciales.

    Atrincherados.

    Aterrados.

    Nosotros vivimos con rabia.

    Siempre con rabia.

    Nada poseemos.

    Nuestras hijas nacen violadas.

    Nuestros hijos, secuestrados.

    Nacemos sin vida, sin futuro, sin nada.

    Pero somos libres porque no tenemos miedo.

    No nos importa crecer entre el fango y la mierda, ni que nos refundan en sus cárceles, ni terminar en sus morgues como cadáveres anónimos.

    Somos libres.

    Podemos alimentarnos de basura y respirar el aire pútrido de los caños y beber orines y bucear en aguas negras y enfermar de diarrea y disentería y tifoidea y sífilis y dormir sobre heces y no bañarnos y apestar a sudor y a tierra y a muerte, no importa, resistimos.

    Ustedes con sus carnes fofas, sus cerebros blandos, no sobrevivirían ni un minuto fuera de su miedo.

    Y por más que sus policías y sus ejércitos nos masacren, persistimos. Somos imbatibles. Nos reproducimos como ratas. Si eliminan a uno de nosotros, surgimos otros miles. Sobrevivimos entre escombros. Huimos por escondrijos.

    Ustedes se deshacen en dolor si pierden a uno de los suyos. Se cagan con solo escuchar la palabra muerte. Nosotros no. Somos libres. Sin miedo. Con rabia. Libres.

    José Cuauhtémoc Huiztlic

    Reo 29846-8

    Sentencia: cincuenta años por homicidio múltiple
  • Lalo Hdezhas quoted2 years ago
    Educada en la obsesión por la higiene y la asepsia, me excitaba sobremanera saber que entre esas cuatro paredes decenas de amantes clandestinos habían cogido con rabia y furia y amor y ternura y miedo.
  • Lalo Hdezhas quoted2 years ago
    Tu madre tenía ocho años cuando su madre desapareció y al día siguiente acompañó a su padre y a sus hermanos a buscarla al monte. La hallaron cuatro días después con los ojos ya comidos por las hormigas, inflada y apestosa, con la boca abierta en el esfuerzo de una bocanada final.
  • Lalo Hdezhas quoted2 years ago
    Para lograrlo necesitaba rebasar los límites, empujar a mis bailarines no al extremo del trabajo físico, sino a los bordes de sus abismos emocionales. Incitar, forzar. Héctor sabía que con el arte no se transige. Que es necesario ser un hijo de puta para alcanzar las cuotas más altas. Que el arte no es un concurso de simpatía, sino de resultados. No retroceder, no retractarse, no ceder.
  • Lalo Hdezhas quoted2 years ago
    «Sí, pero no soy pendejo. Una cosa es ir a irritar burguesitos que se dan aires de importancia y otra meterte en una jaula con asesinos».
  • Lalo Hdezhas quoted2 years ago
    Comprendí su necesidad de evidenciarle a su violador que ella había salido adelante, de exhibir templanza. Restregarle que mientras él se pudría en su celda, ella era libre y capaz de desnudarse frente a quien se le pegara su gana.
  • Lalo Hdezhas quoted2 years ago
    «Las clases media y alta viven ahora tan protegidas, su existencia tan controlada, que carecen de cicatrices. Y a falta de cicatrices se tatúan. También por eso la ropa nueva que compran está rota y con desgaste simulado, como si hubiese sido usada por años en trabajos rudos. A estas generaciones les faltan heridas, calle, golpes».
  • Marcela Oseguerahas quotedlast year
    Mi cárcel

    Esta cárcel en la que estoy encerrado no es mi cárcel. Estas paredes, estos barrotes no son mi cárcel. Estos custodios ojetes, estas celdas atiborradas no son mi cárcel. Estos pases de lista, este uniforme no son mi cárcel. Estos patios oscuros, estos pasillos húmedos no son mi cárcel. Estas regaderas, esta bazofia de comida no son mi cárcel. Estos talleres de carpintería, estos excusados tapados de mierda no son mi cárcel. Este confinamiento solitario, estas madrizas con picana eléctrica no son mi cárcel. Mi cárcel está allá afuera, besando a otros, paseando con otros, cogiendo con otros. Mi cárcel come, respira, sueña sin mí.
  • Marcela Oseguerahas quotedlast year
    Me hice consciente de cada minuto de mi menstruación.

    Texturas, cambios hormonales y de humor, aromas, espasmos, cólicos.

    Recién casada le propuse a Claudio tener relaciones sexuales durante la regla. Deseaba sentir su pene dentro de mi vagina sangrante y poco propicia para el embarazo, notar su eyaculación, imaginar el nado de los espermatozoides entre coágulos y contra el torrente adverso de mi útero.
  • Marcela Oseguerahas quotedlast year
    Cada día sin ella lo alejó más y más de sí mismo, como si su cuerpo solo fuera el caparazón de un ser que ahí ya no habitaba.
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