uno pudiera reeducarse, tal vez esto fuera discutible y opinable; pero quien tiene por sangre, por heredismo, unas cuantas ideas definitivas, con respecto a la fidelidad conyugal, y empieza cómo yo por someterse con probidad a la misma medida, no pidiendo más a la esposa de lo que él la da, es incapaz de conciliaciones y de consuelos, que, dígase lo que se diga, son innobles y bellacos…
*Sobre reeducarse