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Natalia García Freire

  • Alexia Palmahas quoted2 years ago
    Me revuelco y me froto con la tierra y siento placer. La tierra calma mi cuerpo mudo, mi corazón se multiplica. Diez corazones tienen las lombrices. Y se arrastran. Me froto hasta que mis codos y rodillas sangran, hasta que se lastima esta piel que no es mía. Como raíces y hierba seca, trago tantas como puedo y siento náusea. Las raíces me alimentan y luego me expulsan: nacer es así.
  • camikatzyhas quoted2 years ago
    El que regresa no tiene nombre, ni sabe lo que busca, y en su propia casa vive en calidad de huésped.
  • camikatzyhas quoted2 years ago
    Yo sabía que no era ella la que miraba el mundo, sabía que había algo ahí fuera que la miraba a ella. Tenía esa quietud de quien sabe que está siendo observado, como un pájaro al que alguien mira a través de unos binoculares o un insecto al que examinan con una lupa.
  • Fernandahas quoted2 years ago
    Y que bien pensado, quizá el mundo no es nuestro, sino de esos seres minúsculos que si se juntaran podrían cubrirnos por entero a todos.
  • Mel Isahas quoted2 years ago
    mi nombre se volvió un susurro hueco, viento que es mal aire y no silba
  • Leyendo al mundo oficialhas quotedlast year
    No creo que mi difunto padre me esté observando. Pero su cuerpo está enterrado en este jardín, lo que queda del jardín de mi madre, rodeado por babosas, arañas camello, lombrices, hormigas, cucarrones y cochinillas. Quizá haya incluso algún escorpión que se pose junto al rostro medio descompuesto de mi padre y juntos parecen los dibujos de la tumba de un faraón egipcio.
  • mielenonadehas quotedlast year
    Nuestra piel no volverá a servirles de capa.
  • Alicia M. Mareshas quoted2 years ago
    ¿Recuerdas que un día entramos en el cuarto de mi hermano muerto y sentimos que éramos nosotros los fantasmas?
  • Mel Isahas quoted2 years ago
    ma te tocaba la piel llagada y sonreía, sonreía porque parecía que debajo de esa piel estabas llena de luz.
  • Mel Isahas quoted2 years ago
    Como si estuviese en el río, me mecían, pero no sentía el agua. Sólo me mecía una fuerza blanca, unas olas sin mar.
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