Conocer las circunstancias personales.—Podemos valorar nuestras fuerzas, pero no nuestra fuerza. No sólo las circunstancias son las que nos la muestran y nos la ocultan sucesivamente, —¡no, también esas circunstancias la aumentan o la disminuyen! Uno se debe considerar como una magnitud variable, cuya capacidad de rendimiento puede llegar a alcanzar su grado más elevado en circunstancias favorables. Se debe, pues, reflexionar sobre las circunstancias sin escatimar esfuerzo alguno en su observación.