El libro de Parker lleva por título Torn in Two, y la que está partida es, naturalmente, la madre (como admitirá cualquier mujer que lo sea). No obstante, hay implicaciones de mayor envergadura, como, por ejemplo, que deba ser una única cosa, encarnación del amor y la bondad; pues eso es lo que a una madre se le hace intolerable, y la destroza tanto mental como físicamente. Y es que es factible reconocer que el amor que una madre siente por su hijo no es como ningún otro, sin tener que transigir con todas las trampas psíquicas que eso trae consigo. La idea de la virtud maternal es un mito que a nadie contenta, y, menos aún, a las mismas madres. Pero tampoco al mundo al que, supuestamente, ese mito ha venido a redimir. O, por ponerlo en términos más sencillos: a ninguna mujer que haya sido madre alguna vez se le pasará por la cabeza pensar que siempre es buena (sino que lo que siente es una mezcla de virtud y horror)