Yaa Gyasi

Cuando era pequeño, su padre le había dicho que a los negros no les gustaba el agua porque los habían llevado hasta allí en barcos de esclavos. ¿Para qué querría ir a nadar un negro? El fondo del océano ya estaba plagado de hombres de color

Dicen que usted nació del fuego —empezó—. Y por eso es tan listo. Porque el fuego lo iluminó

—Esto es lo que sé ahora, hijo mío: el mal engendra el mal. Crece. Muda para que a veces no seas capaz de ver que los males del mundo comenzaron siendo los males de tu propia casa.

Pero los que han sido cautivos no lo olvidan, aunque sean libres de nuevo. Aun así, Yaw, debes permitirte ser libre

Las almas del pueblo negro

No podemos volver a un lugar en el que jamás hemos estado. Ese lugar ya no es nuestro. Este sí

eras hijo de un hombre que pudo escoger qué vida tener, pero tú carecerías de ese privilegio. Y parecía que hubieses nacido sabiéndolo. —Dio un sorbo al té y miró hacia el infinito—. Los blancos pueden elegir. Eligen su trabajo, su casa.

No recordaba el momento exacto en que había descubierto la necesidad de estudiar y conocer a su familia más de cerca

No recordaba el momento exacto en que había descubierto la necesidad de estudiar y conocer a su familia más de cerca

«Un ciego no nos llama locos por ser capaces de ver».