Los perros domésticos han evolucionado hasta ser unos observadores excepcionales de lo que quiere la gente de ellos, porque prácticamente cada uso que la humanidad ha querido darles favoreció a los perros que podían interpretar el comportamiento humano, y no a los que no podían. A los gatos se les da sorprendentemente bien seguir gestos simples de señalización, pero cuando se encuentran con un problema que no pueden resolver, tienden a no buscar ayuda en sus dueños, algo que los perros hacen automáticamente.12 La tercera razón es que, aunque los perros se sienten sumamente recompensados por el simple contacto físico con sus dueños, pocos gatos sienten así: los entrenadores de gatos profesionales tienen que apoyarse en las recompensas de comida.