Daniel J. y Tina Payne Siegel y Bryson

Los niños deben saber, en lo más hondo de su ser, que cuando sufran, e incluso cuando se porten mal, estaremos ahí para ellos. Tenemos que dejar que aprendan que en la vida hay dolor, pero esa lección debe ir acompañada de la profunda conciencia de que nunca tendrán que sufrir solos

Pero hablemos con claridad: la presencia no es el objetivo de la labor de ser padre. Más bien es el medio por el cual se avanza hacia el resultado deseado

Tu misión como progenitor no es impedir que experimenten contratiempos y fracasos, sino proporcionarles los instrumentos y la resiliencia emocional que necesitan para capear las tormentas de la vida, y después caminar a su lado a través de esas tormentas

Nuestro principal objetivo es dejar de lado las discusiones y controversias en torno a la manera de criar a los hijos y reducir la labor de los padres al concepto más importante cuando se trata de ayudar a los hijos a ser niños felices y sanos, para que disfruten y tengan éxito en la vida y en las relaciones.

muchos sentidos, no existe más tiempo que el ahora –este momento presente en el tiempo–, y recae en ti la responsabilidad de aprender a ofrecer tu presencia de formas que te empoderen en grado sumo a ti como progenitor y fomenten en tu hijo la resiliencia y la fortaleza.

Cuando estamos presentes para nuestro hijo, lo estamos mental y emocionalmente, y en ese preciso momento.

las experiencias que proporciones en el contexto de la relación con tu hijo moldearán literalmente la estructura física de su cerebro.

Los niños aprenden quiénes son y quiénes pueden y deben ser, tanto en los buenos momentos como en los malos, a través de sus interacciones con nosotros, sus padres. Estar presentes crea por tanto en nuestros hijos vías neurales que conducen a la identidad individual, la determinación, la fortaleza y la resiliencia.